Fue creada en 1999 por representantes de comunidades indígenas de los departamentos de Alta Verapaz y El Quiché en coordinación con la Fundación Centro de Servicios Cristianos. Esta beneficia a las comunidades rurales porque, al adquirir sus productos, se contribuye a su desarrollo sostenible. El amaranto es un producto orgánico; no se usa ningún químico ni fertilizante sintético en el proceso y cuenta con registro sanitario.
Aproximadamente 60 familias en Alta Verapaz están organizadas en la Asociación Orcones Campur, estas siembran el amaranto para su consumo y para vender una parte a su centro de acopio Sekumum. Allí se comprueba la calidad y limpieza del grano, se tuesta para producir el poporopo y la harina de amaranto, este se envía a la capital para el mercado nacional. Productores orgánicos, mujeres y hombres, jóvenes y señoritas, originalmente de los pueblos ixil, k´iché y q´eqchí, trabajan por una salud natural y efectiva que dignifique a la persona, por una alimentación con productos naturales que nos reconecten con la Madre Tierra y por un crecimiento integral.